jueves, 6 de enero de 2011

La Iglesia de la Tecnología

La mayoría de los habitantes de Octopus son paganos, siendo los núcleos urbanos los más vinculados a la escrupulosidad asatrú proveniente de las olas de inmigración de libertos desde Walkiria y otros territorios de la diáspora octopusiana, mientras que en las zonas rurales sobrevive el culto vudú originario del comercio africano de esclavos. Ambos ritos conviven, a su vez, con la cada vez más minoritaria secta católica y con la incipiente Iglesia de la Tecnología, que va creciendo en adeptos.

El origen de la Iglesia de la Tecnología no está exenta de controversia. En principio, en los diccionarios de fenomenología consultados parece que existe un consenso intelectual al abordar el mestizaje cultural de Octopus en torno al Triángulo de Corcos y se acepta, por tanto, que existan determinadas influencias alienígenas (como se denomina a todo aquello que provenga de fuera del Imperio Marciano).

En este sentido, parece meridianamente obvio que la actual influencia de la Iglesia de la Tecnología proviene del Imperio Ortodoxo, donde está reconocida oficialmente y subvencionada por el erario público; no obstante, su verdadero origen no está tan claro. Y así, mientras algunos enólogos brindan sucintamente porque la genealogía tecnológica parta de una línea trazada desde horizontes meramente ortodoxos, ciertas manifestaciones públicas de sonrojo (así como un característico tic digital de sus acólitos) hacen sospechar a los expertos en etología humana que su auténtica semilla se siembra en los territorios ignotos y hostiles de la hermética Patagonia Moái, cuyos habitantes viven en situación de aislamiento con el propósito no de retirarse definitivamente a un mundo aparte, sino más bien de trascender en mediadores de la realidad, por lo que son proclives a registrar, codificar y almacenar información, y al parecer se comunican telepáticamente.

A pesar del oprobio que para el negligente Xindansvinto supone que los partidarios de esta iglesia esotérica lo sean a su vez de su gobierno, todas sus maniobras para ilegalizarla fueron en vano. En 1982, el Tribunal Supremo Marciano dictaminó que el gobierno de Octopus no podía declarar que la Iglesia de la Tecnología no era una religión, con el siguiente argumento: «La charlatanería es un precio necesario de la libertad religiosa, y si un autoproclamado profesor persuade a otros a creer en una religión que él propone, la falta de sinceridad o integridad por su parte no es incompatible con el carácter religioso de las creencias, prácticas y ejercicios aceptados por sus seguidores».

11 comentarios:

  1. Le comento compañero Xindansvinto: Que mis dos compañeras de batalla, Thunerbird y E-124, y yo; Hemos emprendido la misión y hazaña, para desvelar los entresijos de los más oscuros misterios de Octopus. Tierra que nos adoptó!.

    Llevamos 35 minutos, 41 segundos. Yo creo que me quede en Lusitania, pero Thunder creo que anda algo más para arriba, jajajjajaja.

    Los comentarios los pondremos más tarde.



    P.D.: E-124 me transmite por el walky que el misterio sobre su identidad casi está resuelto.

    Un Beso!

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  2. Bueno, muy bien...después de estar dandoles vueltas...que cada cual crea en lo que le de la realgna. Y si, los gobiernospermites estas cosas..ppff para mi es una secta..pero en fin

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  3. Me ha resultado muy interesante el artículo, ya más tarde soñaré con él y sacaré mis propias conclusiones. De momento he de apuntarle que quizá olvidó una Iglesia, anterior a la de la Tecnología: la de la Pretecnología, que se ocupa de los trabajos de manualidades y artes plásticas en general.
    Gozosamente me retiro y le deseo que los Reyes Magos le hayan traído abrillantador para su corona.
    Eternamente mío:

    Yo mismo.

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  4. Acapu, querido, quizás no se olvidó, quizás no la puso, porque no ha querido. ¡Que un rey puede hacer lo que quiera!¡Y que en este reino no hay erratas! ¡¡cucarachas!!. Que no te enteras,jajajajaj. Besitos juglar! :))))

    Ahora si va mi comentario:

    Bueno ha pasado 1 horas 3o minutos... no 2 horas... bueno ya hace un buen rato!!! jajajaja

    He analizado cada entresijo, de los misteriosos y recónditos rincones de Octopus. Y tengo un concurrido cuaderno de bitacora.

    La compañera Thunder, ha retrasado la marcha. ¡Ya sabe como son las burguesas!. Empeñada en pasar por Cintruéñigo, que dice que hay más tiendas, ¡o que se yo!, jajajajaja.

    La amiga E-124, ha tenido algun que otro encuentro con las autoridades, por algún malentendido, en la interpretación de las nuevas leyes marcianas. No se lo que ocurrió... ¡pero volvió sin tabaco! jajajajajaj.

    El caso, que esos y otros factores, han supuesto una tardanza, más que la prevista, para efectuar nuestro plan estratégico. El cual, creo, ha llegado, a buen puerto.

    En base, a lo acontecido esta noche. ¡Lo cual no puede usted ni inmaginar! jajajajaja. Yo declaro al Reino de la Observación, por los poderes conferidos, como su real princesa. Fuerza de la Alianza, si asi usted nos aceptase.

    Pues no quisiera, no ser participe de lo que aquí ocurra hasta el 2036.

    Reciba mis besos, mandados siempre con agrado:

    "La Princesa Observadora"

    ( = estoy de acuerdo contigo, jajajajaja )

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  5. Perdón, creo que me he extendido un poco...

    jijijijijijiji

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  6. Mi pregunta e s , después de estar tantorato dandole vueltas..lo entendiste María?? se que si jajjja me parto...Octopus 2036 ..no haga pensar tanto que a algunas le sale humo y no es por mí..jaja b7s:)

    María, Burguesa?? juass con lo hippie que soy ayssss

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  7. Thunder: "Possunt quia posse videntur" :)

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  8. La Iglesia de la tecnología se vuelve esotérica con la digitalización y encriptación de sus libros sagrados. Pero como toda religión, debe imprimir una versión analógica y accesible para aquellos de sus seguidores que busquen la salvación. Un gran abrazo.

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  9. Qué alborozo nos ha provocado que el ágora de Cintruéñigo esté tan concurrido. Cierto es que nos gusta el silencio, pero esta algarabía nos ha hecho sonreir. Todas sus aportaciones son bienvenidas, ya que no manejamos el saber absoluto. Octopus no es tan grande como quisiéramos y el saber, al contrario de lo que se piensa, ocupa mucho lugar: «¡Lo que sabemos entre todos! ¡Oh, eso es lo que no sabe nadie!», que diría Juan de Mairena.

    Es probable que nos dejemos cosas en el tintero porque, dada nuestra avanzada edad, no es difícil que se nos vaya el santo al cielo (nunca mejor dicho, dado el tema que tratamos).

    Pudiera ser, como bien apuntan Ignacio y Acapu, que todo provenga de una perversión de las creencias analógicas primitivas, pues sabido es cómo en Octopus disfrutamos de recortar, pegar y colorear (de ahí que los más audaces biólogos moleculares sean nuestros niños y niñas), sin necesidad de oráculos.

    Thunderbird, no deje de visitar nuestras tiendas de lencería. Tenemos una gran variedad de pulpos a su disposición.

    E-124, puede pasar a por su tabaco cuando quiera. Aunque a nuestros guardias, como en su mundo, les guste alardear de malos humos, nosotros preferimos hacer acopio de besos.

    Ay, María, «cómo quisiera aprender a mirar por tus ojos». Sepa que estamos muy atentos a todas-todas sus observaciones que tanto nos aportan, no sabe cuánto nos desvela. Cómo no aceptar su propuesta, nos llena de orgullo y satisfacción. Históricamente, los Luceros (el del Oeste, el del Este y el antaño Gran Lucero) siempre quedaron fuera de nuestro alcance y, además, nunca nos convenció el reparto de los Sextercius en el último armisticio de Tourmalet.

    Nosotros, con lo beligerantes que somos, y usted, que se apunta a un bombardeo, juntos: sólo cabe augurar que nuestra alianza culmine con laureles.

    Abrazos saludables y miles, miles de besos.

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  10. jajaja
    Casi como en mi planeta colega!!!
    Un saludo!!!

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  11. Lo hemos constatado, querida pérfida canalla. No deje de visitarnos si tal cosa le place.

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Cualquier cosa que nos diga es una gran aportación. No se modere, nosotros no lo hacemos. Utilice los medios a su alcance, sus expresiones más bizarras (no importa como entienda esto). Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Rompa el aislamiento.