De camino al trabajo, un padre lleva a la escuela a su hijo pequeño de la mano. El niño acaba de aprender a leer, y va recitando los nombres de las tiendas... El niño va contento, maravillado por el poder recién adquirido. El mundo no tiene secretos para él. Al lado lleva a su padre, en silencio. Li-ber-tad, lee en la pared, escrito en letras negras y algo torcidas. En su mano siente de inmediato que ha hecho algo malo. No sabe qué.
Xabier Montoia
Los niños tienen una particular forma de descubrir el significado de las palabras, quizá más aunténtico que una explicación didáctica, así son ellos.
ResponderEliminarTierno post con un final inesperado.
Saludos.
Ambos hicieron algo malo, el padre y el hijo.
ResponderEliminarahora habría que definir quién es el pero de los tres.
Saludos
J.
¿Habrán sabido enseñarle, habrá sabido aprender? ¿Hay algo que merezca la pena ser leído si no va a ser vivido?.
ResponderEliminarEl final es un dardo que hace estremecer, tanto si el niño tiene libertad como si no la tiene.
ResponderEliminarSaludos.
es mejor morirnos todos, libertar al mundo de nuestra raza aberrada.
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