domingo, 26 de junio de 2011

Doña Tecla

Si en todas partes cuecen habas, y hasta tartas de marihuana, en Octopus no iban a faltar tampoco personajes ignominiosos que se esmeraran en menear la olla para derramar su propio aceite de perro. Doña Tecla es uno de los casos más sonados de dicha perversidad.

Doña Tecla no vive en un bosque umbrío o en un lúgubre cementerio, como sería lógico suponer, sino que, mediante mañas, engaños y enredos consiguió ocupar el castillo de Xindansvinto. Y desde ahí sigue pegeñando a plena luz del día sus tejemanejes, con la única intención de liarlo todo lo más posible.

El asqueroso hilo conductor del que se cuelga y leitmotiv con el que tensiona su tela de araña no es otro que la desgracia de sus víctimas, de la que se alimenta como el vampiro de la sangre de las suyas.

Esta mujer diabólica, que puede aparentar ser amable a conveniencia, está guiada hacia un destino tan incierto para ella como para los demás, pues su propio infortunio parece no importarle tanto como su capacidad de hacer daño. Tal es su maldad que parece como si detentara un poder contra el que nada se puede hacer, porque incluso ella misma está dominada por su propia demencia.

Y es que Doña Tecla es natural de Paranoia, y aunque los paranoicos parezcan seres racionales son incapaces de sentir empatía; y así para ella los demás no existen sino como objetos que afectan o no a su capacidad de manipulación. Aunque esto no le reporte nada a su propio bienestar. Pues el amor lo entiende, pero tan sólo como algo que recibe de los demás y que además están obligados a darle. Mientras que hacia los otros es un sentimiento que sabe experimentar, pero como un tipo de odio.

miércoles, 15 de junio de 2011

Pornoterrorismo

Nadie vendrá a salvarnos. Ni la censura ni las bombas.
El pornoterrorismo tampoco.
Juego

Instrucciones: colocar la palabra que se quiera al final de cada verso, sin importar sintaxis o gramática alguna, la única condición es que la palabra no puede repetirse. Advertencia: cualquier combinación puede parecer válida pero ninguna lo es, así que si por un instante se considera usted poeta, corte la hemorragia antes de que sea demasiado tarde. Y no olvide que lo importante es

Un día me dijiste que tenía mirada de
y yo cerré los ojos para no darte la
cogías mi mano apretando fuerte y con
no pensaste que quizá no hacía falta un
tan solo ser consciente y reafirmarte si
pero no te lo dije y callé mi boca tan
te quedaste pensando en una idea sobre
y con tu ojo perdido pude observar que
no me asustaste, fue más bien algo como
y creo que fue en ese preciso instante cuando
yo, prendida, adherida a tu
tú, extrañada, rozaste tu fino labio con mi
no pude soportarte y salí corriendo hacia
me perdí, y estuve muy sola y sentí como si
entonces volví presurosa a buscarte a aquel
pero ya no estabas, te perdí entre todo el
y apenas he podido volver a respirar con
en este mundo que nada sabe del

viernes, 3 de junio de 2011

Ecos de sociedad

No es que María no estuviera invitada a la cena, al contrario. Pero, ya fuera porque al parecer los comensales no la conocían tanto como pensaban, o tal vez porque realmente se puso muy pesada, a todos los asistentes les sentó francamente mal su presencia. Y lo que debía haber sido una experiencia divertida se convirtió en un mal rollo del copón.

De todas formas, hay que reconocer que le echaron huevos. Los batieron, eso sí, añadiendo leche. Luego mezclaron harina y levadura, haciendo un volcán en el centro para incorporar dentro la mezcla de huevo y leche, la mantequilla y el azúcar. Con una cuchara de madera mezclaron todo muy bien hasta lograr una pasta fina y algo espesa. Añadiendo los cogollos de María bien desmenuzados, volvieron a mezclarlo todo hasta dejarlo homogéneo. Untaron con mantequilla un molde para hornear y vertieron en él la masa para que reposara un par de horas, hasta que duplicó o triplicó su volumen. Una vez fermentada, la metieron al horno a unos 180º y en unos 15-20 minutos ya estaba lista para comer.

Casi el 15% de la población de Fuentelisendo resultó intoxicado como consecuencia de la ingesta de esta tarta artesanal elaborada con marihuana. Tras las oportunas gestiones para esclarecer el origen de la intoxicación, efectivos de la Guardia Imperial procedieron a detener al presunto autor de la fabricación de la tarta, mientras que más de la mitad de los afectados fueron hospitalizados como consecuencia de la reacción sufrida, según fuentes de la Subdelegación del Gobierno.

Inicialmente, las dosis bajas del THC les produjeron sensaciones placenteras de calma y bienestar, aumento del apetito, euforia, desinhibición, pérdida de concentración, disminución de los reflejos, ganas de hablar y reír, enrojecimiento de los ojos, aceleración del ritmo cardiaco, sequedad en la boca y garganta, dificultad para ejecutar procesos mentales complejos, alteraciones de la percepción temporal y sensorial, y disminución de la memoria a corto plazo. A ello le siguió una segunda fase de depresión y somnolencia.

Sin embargo, los efectos del THC ingerido son muy diferentes al efecto que se obtiene cuando se fuma. Para empezar es mucha más lenta su absorción, y al final siempre resulta mucho más potente y duradera. En dosis elevadas, puede provocar confusión, letargo, excitación, ansiedad, percepción alterada de la realidad y, de manera más inusual, estados de pánico y alucinaciones. La intoxicación aguda con THC puede simular un cuadro temporal de esquizofrenia.

Algunos de los intoxicados regresaron a su domicilio tras ser asistidos por los servicios sanitarios, si bien el resto fue trasladado al Hospital de los Santos Reyes. Como consecuencia de la reacción sufrida, unos quedaron ingresados en planta y otros en el servicio de Urgencias de dicho centro. Cabe destacar que, a pesar del esmero con que fueron cuidados por el cuerpo especial de enfermería, los pacientes que estuvieron en sus manos continuaron hospitalizados al haber renunciado inexplicablemente al alta voluntaria, según informó nuestro reportero dicharachero.