jueves, 29 de marzo de 2012

En el fondo es que vamos de buen rollo...


Parafraseando a Spinoza, diríamos que nadie sabe lo que puede un transeúnte. De pronto, seres humanos que no se conocen y que es probable que nunca más vuelvan a coincidir, deciden coincidir en un punto, un mismo día a una misma hora, para hacer lo mismo en una misma dirección. Que sea para participar de una fiesta o para hacer una revolución es sólo una cuestión de intensidad, de una intensidad que señala la diferencia entre poder cambiar la sociedad y cambiarla de verdad. Pero el acto primero siempre es el mismo: bajar a la calle, para reunirte con otros y otras.