martes, 25 de marzo de 2014

Sobre cómo echar, recibir y concluir los tejos

Paisaje sexual.
«Os digo, jóvenes romanos, que Venus y la Fortuna dispensan favores a los audaces... Tienes que representar el papel de amante y por ello tus palabras deben ser tan ardientes como el fuego que interiormente te consume... y paciencia: la rama de un árbol se curva doblándola con precaución y lentamente, pero se rompe si la obligas con todas tus fuerzas». Arte de Amar. Ovidio, 45 a.n.e.

Art. 8º
Convencidos de la nobleza de nuestros objetivos, los miembros de esta sociedad aprenderán a echar los tejos con soltura, atrevimiento y naturalidad, yendo directamente al grano o, al menos, con pocos rodeos, utilizando para ello la persuasión, la simpatía, el buen hacer y, en su caso, los atributos personales, pero siempre con el convencimiento último de que, en el fondo, todos estamos pensando en lo mismo. Un tejo sumamente poético y natural es la entrega a la persona pretendida de una ramita de dicho árbol (Taxus baccata).

Art. 9º
Para las personas tímidas y parcas en palabras y artes, La Teja de Medianoche ofrece un método sencillo, tan sugerente y directo que no puede ofrecer ninguna duda: regalar a la persona deseada o introducir disimuladamente en su bolsillo, un ejemplar de estos Estatutos. Cuando esa persona lea este artículo, debe darse ya por enterada de que le han propuesto acostarse acompañada.

Art. 10º
Si un tejo ha sido echado con las condiciones anteriormente expuestas, jamás puede ser motivo de ofensa o de malinterpretación. Se trata de una deferencia que debe agradar siempre a quien lo recibe. Cualquiera que sea la respuesta al tejo, debe ir precedida de una sonrisa de agradecimiento. Si es negativa, nunca cerrar futuras posibilidades... Hoy no puede ser, quizás la próxima...

Art. 11º
Un miembro de esta sociedad jamás debe rechazar un tejo sin una causa justificada, y existen muy pocas causas realmente justificadas. Ante la duda, hay que aceptar siempre. No olvidemos que en los terrenos del Amor nunca se sabe dónde nos acecha la suerte... Y que el tiempo de amar pasa, irremediablemente.

Art. 12º
Si tras aceptarse un tejo, y a pesar de las buenas intenciones, resulta un desenlace insatisfactorio, no hay que desanimarse. El Amor exige práctica y muy pocos pueden considerarse suficientemente entrenados, desinhibidos y liberados. Insistir y quedar para otra ocasión más propicia.

Art. 13º
Si por el contrario, el tejo resulta con final feliz para ambas partes, se intentará prolongar la relación más allá de los límites de la sexualidad. Sin menoscabo de la libertad La Teja de Medianoche debe saber hacer de los amantes, amigos y de los amigos, amantes.

Art. 14º
La discreción es la virtud de los buenos amantes. Las relaciones amorosas son privativas de cada pareja; los secretos de un lecho son intransferibles a terceros, al menos de forma unilateral. Si alguien tiene por costumbre contar a su pareja sus otros romances está en su derecho, pero antes debe advertir a esos amantes de tal posibilidad.

viernes, 21 de marzo de 2014

La Teja de Medianoche

A la infausta memoria
del orgasmo desconocido.
Nuestro pequeño país es una constante contradicción. Octopus hereda de la histórica territorialidad de Corcos su vitalidad, sensibilidad solidaria, tradiciones, fiestas, etc. Somos, por suerte, absolutamente tercermundistas en estos aspectos. En otros, sin embargo, parece que el Imperio Marciano nos ha trasmitido su ardor guerrero a costa de una frialdad nórdica. Nuestra capital marca la excepción y nos recuerda con su ejemplo que cualquier logro social debe implicar, necesariamente, más tiempo para hacer el amor.

La actual Cintruéñigo se fundó en una noche de luna llena de primavera, fuera de la legalidad vigente, como consecuencia de la revuelta popular contra un decreto marciano de 1749 que prohibía y multaba determinadas prácticas sexuales. Entonces una multitud indignada de mujeres y hombres de clase trabajadora se opuso al decreto, que vilipendiaba y dejaba indefensa la ciudad. Una parte de las tropas enviadas por el Gobierno se negó a disparar contra la gente y muchos de los soldados acabaron confraternizando con el movimiento de resistencia. Desde entonces Cintruéñigo goza de autonomía y de estatutos propios; los cuales fueron redactados a modo de proceso constituyente de una nueva sociedad más armónica y libre, conocida como La Teja de Medianoche. Por su gran interés documental, reproducimos el texto original a continuación.

Dedicatoria


A la infausta memoria de cuantos han pasado por la vida sin conocer un buen orgasmo.

Definiciones


Art. 1º
La nueva sociedad octopusiana, como expresión de su abolengo, y para acceder a su autogobierno, se constituye en Cintruéñigo, un sábado cualquiera, con luna llena, 69 minutos después de medianoche, de acuerdo con los presentes estatutos, que son su norma básica, bajo la denominación de La Teja de Medianoche.

Art. 2º
La Teja de Medianoche se define como una sociedad recreativa, sensual, concupiscente, higiénica, licenciosa, incontinente, cachonda, promiscua, sugestiva, procaz, lasciva y, sobre todo, muy necesaria.

Art. 3º
Asimismo se define como Promotora Cultural y Mutua de Socorros.

Art. 4º
Esta sociedad no se define como gastronómica, entre otras cosas, porque sus miembros, normalmente, no se comen nada.

Sobre los objetivos


Art. 5º
A largo plazo, el objetivo final de la sociedad es la felicidad humana mediante la satisfacción de las necesidades más primarias y, fundamentalmente, «esas», que habitualmente son las menos satisfechas. Deseamos una sociedad futura que genere abuelos alegres y satisfechos y no viejos verdes y solteronas histéricas.

Art. 6º
A plazo medio, corto plazo y en algunos casos con extrema urgencia, La Teja de Medianoche se plantea aumentar la relación sexual entre las personas, combatir la soledad del lecho, los fríos de invierno, las angustias de los sábados a la noche y, en general, las de toda la semana.

Art. 7º
A fin de conseguir estos fines fundacionales, la sociedad practicará y difundirá entre sus miembros el noble arte de «echar los tejos».