viernes, 13 de julio de 2018

Algoritmo del exitus judicial

Octopus es un país absurdo, patético, grotesco, cruel; un país plagado de corruptos, mentirosos, jetas, estafadores, trepas, arribistas... por eso Xindansvinto era su caudillo ideal. Ni que decir tiene que su judicatura es zafia, autoritaria, clasista, machista, meona, lacaya, heredada y escasamente atenea y venusina. Dejémonos de monsergas y asumamos que nuestra corrupción no es sino la condición sine qua non de los jueces que nunca la han perseguido; jueces que aseguran encontrarse atribulados, cuestionados y completamente desprotegidos ante la presión social y su virulento ataque; pobres jueces que sufren incomprendidos, con el único apoyo de sus colegas de profesión, que no tienen más que el enrevesado entramado legislativo para poder defenderse de esta grave amenaza mientras sostienen que la única verdad es la judicial.

Son muchos años de confusión de la fuerza con la ley como para que eso desaparezca como por arte de magia. Es recomendable tener claro este concepto que tienen de sí mismos, comprender su temperamento irascible, su engreída ineptitud y la megalomanía que les caracteriza para entender mejor su enfermedad, ya que uno de los factores que más angustia, temor y tristeza provoca al dueño de un juez es el miedo a que el animal sufra antes de morir. Conocer cómo se lleva a cabo la eutanasia (palabra que en su origen significa muerte sin sufrimiento físico) en un juez enfermo ayuda a reducir la angustia del momento, porque los contextos sin violencia ni intimidación están a la vuelta de la esquina.

Los pasos son los siguientes:

1. Se elige un lugar adecuado para que el juez y sus dueños, si quieren, puedan estar tranquilos. Es decir, un sitio donde no haya ruido, que esté aislado y que no sea una zona muy transitada. Un portal o un cajero solitarios nos pueden servir, sin que ello implique necesariamente tener que practicar sexo con el juez.

2. Si el juez está muy nervioso, inquieto o padece dolor, se le inyecta un tranquilizante. De esta manera, el animal se relajará durante los minutos previos.

3. Se le pone una vía para inyectar la anestesia; así el juez se dormirá con serenidad. El veterinario aplica una sobredosis de anestesia (pentotal sódico) ya preparada para estos casos. El juez se duerme y, entonces, padece una parada cardiorrespiratoria, por lo que no sufre ningún dolor o angustia, ya que estará anestesiado.

4. Exitus. Una vez esté criando malvas en los brazos de Morfeo, podremos reciclar sus puñetas en vistosos tapetes para nuestros muebles más queridos.

4 comentarios:

  1. Es que las salidas cómodas son una solución universal: así no sufre el animal, y tampoco sufre el amo.

    Saludos.

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  2. Esta historia debiera hacerse real. Conozco unos jueces que hay jijos.


    Saludos

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  3. Adriana, qué puñetera es usted.

    Taty, el amo sabe lo que es sufrir. El resto lo padece.

    Malquerida, para esos jijos va dedicada.

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Cualquier cosa que nos diga es una gran aportación. No se modere, nosotros no lo hacemos. Utilice los medios a su alcance, sus expresiones más bizarras (no importa como entienda esto). Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Rompa el aislamiento.